Una mirada

Aquí traigo un relato, de esos que uno encuentra caminando por diversas partes:

En esta foto eran dos peces, pero uno se murió enfermo.
El que se ve completo, es el que queda.

Tengo que vivir en un espacio pequeño, en donde no veo a nadie más que a mí. Mis colores que cada día se apagan más. Vivo en un manicomio que no puedo soportar, las luces de afuera me hacen sufrir cada día más, no puedo pasar una pared que me separa de la felicidad, aunque trabaje todos los días, no lo puedo traspasar.

Miro al mar, como suavemente se menea con el aire, las hojas de los árboles disfrutan y las flores felices descansan bajo el sol. Los animales que pasan, los puedo ver tan libres, tan naturales, tan felices. Pero yo no puedo ser como ellos, solamente por que yo no
 hago nada, yo no ataco, soy indefenso y manso. Por eso los  humanos me castigan encerrado en un cristal.

Los veo y mas indefenso me siento. Cada vez que se acercan a mi pienso que mi vida se acabará. Gracias a ellos yo vivo en mis llantos, pero como no soy como ellos, no lo sentirán jamás. No puedo comer cuando yo quiera, no puedo hacer lo que yo quiera. Siendo que soy igual a ellos, me tratan como un muñeco que quieren matar.

Se creen superiores por su intelecto, encierran a los indefensos despojándolos de su libertad. Pero razonemos... ¿Cuando un ser humano escuchara a un pez como yo?